En la Escuela de Agricultura pueden jactarse de que 2020 ha sido su año, por difícil que eso parezca. Es que los calendarios han coincidido de tal manera que, en los mismos 12 meses, se celebran 150 años desde su fundación, 100 años de la creación de su centro de estudiantes, 70 años de la semana de la escuela y 30 años desde que ingresaran a las aulas las primeras mujeres de su historia.
Cada uno de esos eventos han impactado de distinta manera a la escuela que abraza el piedemonte, en Horco Molle. Pero el último de los aniversarios, el ingreso de mujeres, es quizás el que más marcó a fuego los destinos de la Escuela de Agricultura y Sacarotecnia (EAS), que desde hace 91 años depende de la Universidad Nacional de Tucumán.
“En realidad, la escuela siempre fue mixta, o al menos nunca se había regulado nada en sentido contrario. Pero por ser una escuela técnica vinculada al trabajo en el campo y en la industria, tradicionalmente se la relacionó con los hombres, algo que no tiene fundamento. En 1990 la misma escuela es la que motoriza que se inscriban mujeres y creemos que eso marcó un antes y un después en lo que respecta a la diversidad”, analiza el ingeniero Justo Fernández, egresado de la escuela y su director desde hace dos años.
El ingreso femenino, que generó un efecto contagio en el resto de las escuelas preuniversitarias del país (entre ellas, el Colegio Monserrat de la Universidad de Córdoba, y el Instituto Técnico, en Tucumán), fue uno de los hitos que diversificó la matrícula. Pero también lo fue su mudanza desde el actual Museo de la UNT a su emplazamiento actual. “Antes del traslado, la gran mayoría de los inscriptos eran hijos de pequeños productores agropecuarios. Cuando se traslada comienza a haber una mayor diversidad de familias que mandaron sus hijos a la escuela, y eso produjo también un cambio importante”, detalló el director.
Punta de lanza
“En realidad, no ha sido hace mucho tiempo, pero es impresionante cómo avanzó la sociedad desde ese momento. Y también sorprende que escuelas como la Sarmiento y el Gymasium hayan demorado tanto en hacerse mixtas: la primera lo fue en 2013, y la segunda, en 2017. Según lo que nos cuentan, cuando se planteó el ingreso de mujeres a la EAS, por supuesto que hubo voces en contra pero nunca una resistencia tan fuerte como lo fue en el caso del Gymnasium”, pondera Pablo Quinteros, alumno del último año de la EAS y vicepresidente del Centro de Estudiantes.
Según su análisis, ese hecho fecundó la vocación por la inclusión de la escuela en todos los sentidos, entre ellas la de la diversidad sexual. “A mí me enorgullece que nuestra escuela, el 28 de junio -Día de la Diversidad Sexual- haya posteado en sus redes oficiales un recordatorio sobre ese día. También me enorgullece que este sea el primer centro de estudiantes con mayoría de mujeres en sus cargos. Toda esa apertura tiene que ver con que se haya abierto hace 30 años la inscripcipón femenina”, destacó el estudiante.
“Fue una visión del director de ese entonces, el ingeniero Raúl Alberto Dip, una mirada de futuro al entender que posibilitar el ingreso a mujeres nos haría una mejor escuela”, asegura, por su parte, Evelyn Schreiner, la primera mujer que ingresó a la Escuela de Agricultura. Y aunque su carrera universitaria se haya ido por el lado de las leyes -vive en Córdoba y es abogada-, considera que su paso por Horco Molle ha sido una de sus mejores elecciones y experiencias (ver “Aún hoy...”).
Egresados para el orgullo
Los motivos de orgullo de la EAS van en múltiples direcciones. En estos momentos de pandemia, los festejos por este siglo y medio de vida así como la semana de la escuela, han sido de manera virtual, con charlas debate y conferencias por Google Meet. Entre los invitados especiales estuvieron Horacio Bach, un científico tucumano, profesor de la División de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de la Columbia Británica situada en la ciudad de Vancouver (Canadá) y que actualmente trabaja en un proyecto que podría dar con la cura del covid-19.
“Hombres y mujeres que lograron posicionarse en las primeras líneas de las ciencias agrarias han egresado de nuestra escuela, tanto a nivel nacional como internacional. Los primeros ingenieros agrónomos egresados de la Universidad de La Plata, cuando la carrera no existía en Tucumán, fueron también egresados de la Escuela de Agricultura. La impronta es enorme”, celebra Fernández.
Con una perspectiva de 150 años por detrás, la EAS sigue pensando en el futuro. El contexto de aislamiento ha agilizado diversos planes que ya venían en marcha, como la digitalización de los boletines de calificaciones y la implementación plena de las aulas virtuales.
“Antes de la pandemia teníamos unas 10 aulas virtuales, motorizadas por iniciativas propias de algunos docentes. Ahora tenemos más de 300 aulas virtuales y vamos camino a la digitalización. Pensamos que en el futuro será un mecanismo mixto de enseñanza presencial y virtual, y ya estamos listos para eso”, finalizó el director.